Percusión y tomate
Percusión y tomate
Podría ser un barrio, una ciudad, un país, un mundo... pero en esta novela será un hotel. Allí coinciden mujeres de diferentes edades y condiciones, mujeres que procuran sostenerse ante un mundo patriarcal y dolorosamente castrante. Mujeres desde donde partirá un ataque frontal a los estereotipos sobre lo femenino.
«Concibo esta novela, esencialmente, como un pequeño (insignificante quizá) monumento a la desobediencia. Escrita con esa consciencia siniestra y al mismo tiempo ingenua de hacerme difícil mentir sobre la mujer y sobre el mundo en que vivimos, desoí todo y rompí mis propios patrones creativos. Se trató de pasar a otro nivel; uno más crítico, más cercano a la condición humana de mi generación, caracterizada por tener todo al alcance de la mano y sin embargo marcada por una profunda insatisfacción, un profundo sentido de fracaso. [...] Como lectora, estaba cansada de la mujer amada por todos, idealizada por corrientes de pensamiento y discursos estéticos. Sentí entonces que era momento de que lo femenino estuviera a solas por un instante, y que había que escribir ese instante, auténtico, sin poses, sin testigos, sin objetivos, sin pretensiones, sin moralejas, sin prestar un servicio a la humanidad.»